jueves, 30 de septiembre de 2010

El mayor riesgo es no arriesgar

Insistes en volver a mirar al pasado, a pesar de que tu tiempo ya se haya ido y no vaya a volver. Por una parte te alegras de haber llegado hasta aquí, pero estás triste... Tanto tiempo intentando cambiar el mundo y ha servido de tan poco. Luchaste por esa maravillosa "utopía" en la que libertad e igualdad campaban a sus anchas, en la que el conocimiento y el saber estaban al alcance de todos.
Los años han pasado para ti, pero sigues viendo en ti la felicidad y a la mayoría de personas las vuelves a como ovejas en un rebaño. Ellos viven en el más profundo sueño mientras que tú has despertado. Pero esto no te hace sonreír, sino que te hace sentirte mal por ellos, ya que solo son ellos los que sumergidos en su competencia ven el provecho en la desgracia ajena. Incluso entristeces al ver como personas no están con quien quieren, y ni siquiera se plantearon si les gustaría estar con quien les quería. Conformes y acomodados, se pasean frente a los más caros escaparates. Pero a pesar de todo sigues siendo el más feliz del mundo, fuiste el más joven de tus compañeros con los que pasaste largas tardes hablando de concienciación y cambio, hoy solo quedas tú de aquella primera generación y no habéis hecho más que crecer. Ya lo intentaste con tu hijo, pero jamás consiguió romper las cadenas ya que se pasó demasiado tiempo investigando las reglas del juego en lugar de ayudarte a hacer uno nuevo, aunque él sí que supo educar bien a su hijo, tu nieto. Ha llovido mucho desde que con 20 años le dijeras a los niños : "el dinero son los padres" y dos generaciones después no ha hecho falta ni explicárselo, con 9 años ya sabe que es libre, que no tiene que actuar obligado por ninguna ley, que solo debe guiarse por la moral y por hacer el bien para el mundo. Es el primer habitante de tu "utopía". Ni siquiera en su joven mente cabe la idea de la existencia de personas haciendo un trabajo que no quieren.
Y así ves culminada tu vida, al contrario que el resto, que de jóvenes querían cambiar el mundo, que tuvieron hijos y quisieron cambiar su familia y se habrían conformado con cambiarse a sí mismos en su vejez, pero ya era demasiado tarde y ya de nada servía. Tú... tú empezaste por cambiarte a ti mismo, conseguiste cambiar a tu familia y pronto conseguirás que cambie el mundo y hacer realidad tu utopía, que ya es una realidad, aunque no la puedas ver.

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